La yema contiene muchas más sustancias útiles, especialmente la vitamina D.
Además, aporta ácido fólico, vitaminas A, E y del grupo B.
La yema también contiene más calcio, selenio y fósforo que la clara, aunque menos magnesio y potasio.
Sin embargo, es importante recordar que la composición de la yema y la clara es diferente, por lo que en esencia se complementan mutuamente.
